Resumen
El presente artículo tiene por objetivo demostrar lo ambiguo de la clase
de “penas facultativas” creada por la doctrina chilena, y de la clase de “penas
compuestas” creada por la doctrina española. Ello habría de ser así, porque dichas clases de penas no responden a una clase diversa de las llamadas “penas
conjuntas” o “copulativas” y las “penas alternativas”, y que en conjunto integran la clasificatoria de “penas plurales” o “pluralidad de penas”, puesto que corresponden a la clase de “penas alternativas”. Tal forma de clasificación se funda en la configuración lógica de las penas, y jurídico-penalmente en el poder discrecional del juez como elemento de distinción en la pluralidad de penas. La importancia del problema radica en que mientras las “penas conjuntas” o “copulativas” pueden producir determinadas consecuencias jurídicas diferenciadas de aquéllas propias
de las “penas alternativas”, las penas “facultativas” y “compuestas” ni producen una consecuencia jurídica diferente de las “alternativas”, ni sugiere valoraciones diferentes. Con lo que la clase de penas “facultativas” y “compuestas” se presta más
a confusión que a claridad
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